s. l. abc_madrid / madrid/Tomado de abc.es Desnudos,
en calzoncillos o vestidos de militar, existe una gran variedad de
locales en la capital con un código de vestimenta un poco peculiar
Madrid
puede ser una ciudad con muchas sorpresas. Su amplia oferta de
establecimientos es bien conocida, y todo el que ha tenido 20 años
alguna vez sabe que a los bares, además de para echarse un trago, se
suele ir también a ligar.
Pero
si uno no conoce del todo la noche madrileña puede quedarse extrañado
con las «normas» de alguno de los garitos de Madrid. Existen algunos con
dress code, es decir, un código de vestimenta, pero nada tiene que ver
con ir a una boda y dudar entre el corto o el largo, aquí las reglas son
bastantes más extremas.
Entrar
a tomar una copa y que te obliguen a desnudarte en la puerta puede
sonar raro pero pasa en más lugares de los que créemos. Malasaña, uno de
los barrios de moda entre los jóvenes que marcan tendencia en Madrid,
tiene en sus calles más de 500 bares para todos los gustos. Pero si vas
por la calle San Vicente Ferrer puede que en alguno de sus locales
tengas que desnudarte nada más traspasar el umbral.
Es
el caso del Copper, que hay quien lo califica de lugar «fetichista» ya
que dentro hay mucha gente en busca de sexo, pero también los hay que
únicamente entran para mirar.
Un conjunto para cada día de la semana
Cerca
de Callao está la opción de Odarko, un garito de ambiente parecido
donde cada noche debes elegir con cuidado cómo vas a entrar. El lunes es
el día del calzoncillo o bañador. El miércoles es la noche del desnudo o
del jockstrap (ropa interior similar a un tanga) para «los más
recatados». E incluso hay un día de la semana donde puedes ir como te dé
la gana, aunque raro será que falten botas y suspensorios. La Latina y,
por supuesto Chueca, son también buenas opciones para explorar y
sorprenderte con las extrañas peticiones estilísticas que te harán en la
entrada.
Todos
estos bares suelen costar un mínimo de 10 euros, eso sí, tal vez las
mujeres no abunden en número, aunque probablemente existan otras
opciones en Madrid más variadas. Todo está en entrar por la puerta, ver
qué llevan los demás y entrar sin ropa ni vergüenza.