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Tras
estafar por más de u$s50 millones a inversores, Mark Yagalla publicó un
libro donde narra los excesos de su vida y su admiración por Hugh
Hefner
Tomado de Infobae.com
Mark Yagalla, que ahora vive en
Tailandia y tiene 37 años, comenzó sus trampas a los 18 años tras ver la
película Wall Street, con Michael Douglas. Empezó a invertir capital de
sus amigos y vecinos en fondos de inversiones y, tras conseguir dinero,
él y sus socios creaban empresas públicas fantasma, conseguía negocios a
través de sociedades “offshore” y hacía aparentar que no controlaba más
del 5% de la propiedad.
“Mis compañeros y yo
controlábamos todas las acciones, así que cuando yo veía que alguien
quería invertir u$s10.000 en la empresa, lo único que pensaba era que
con ese dinero me conseguiría una prostituta esa noche”, contó Yagalla
en una entrevista, según el diario ABC.
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“Cuando podía haber establecido
mi vida, yo estaba gastándome todo tan rápido como podía”, narró en su
libro Wall Street Joyride. Cuando empezó a obtener más dinero, su
círculo pasó de estar compuesto por prostitutas de alto estándar a
moverse como invitado de fiestas Playboy.
En una de esas reuniones, le
presentaron a Sandy Bentley y otras conejitas, a las que mimaba con
regalos costosos. Él se encaprichó con Sandy y pensaba que ella sería la
mujer de su vida. Por esta razón no dudó en “robarle” la conejita a su
ídolo Hefner, a base de dinero.
Hefner le pagaba a Bentley
u$s1.000 mensuales por ser su “novia oficial” en la mansión. Entonces
Yagalla decidió subir la apuesta y aportarle entre u$s50.000 y
u$s100.000 al mes.
“También ella tenía su tarjeta
American Express platino sin límite de crédito. En promedio se gastaba
otros u$s100.000 mensuales con la Amex. Entre Sandy, el avión y los
casinos, yo tenía solo un mínimo de un millón de dólares al mes”, relató
Yagalla. Aunque le había robado la novia al jefe de Playboy, Yagalla
seguía admirándolo. “Él tenía la vida que yo quería vivir”.
Yagalla decía estar enamorado,
pero sus amigos le advertían que la “conejita” sólo estaba con él por su
dinero. En 2000, Yagalla fue detenido por los federales, cuando fue
pillado drenando los capitales de su fondo Ashbury Capital Partner para
comprarse bienes lujosos, como un coche Bentley, un helicóptero, pieles y
casas. “Sus delitos dejaron a los inversores, muchos de ellos de edad
avanzada, aniquilados”, decía el informe de esa detención.
Tras el arresto, Yagalla no supo
más de su novia Sandy, con la que llevaba 14 meses de relación. Dos
años después, la chica recibió una orden federal para que devolviera las
joyas y regalos, pero el nuevo novio de Sandy, el modelo Michael
Tardio, y un cómplice saquearon su casa y se llevaron más de un millón
de dólares en joyas regaladas por Yagalla. En 2002, los cuerpos de
Tardio y su cómplice fueron hallados llenos de balas y dentro de un
Mercedes Benz en llamas. No se recuperaron las joyas.
Yagalla vive en Tailandia y ha
admitido sus errores tras pasar cinco años en prisión. “Hay
arrepentimiento todo el tiempo. Pero también miro hacia atrás y yo sólo
era un niño. Las personas le estaban dando millones y millones de
dólares a un niño”, declaró Yagalla al medio Page Six.
En su libro, también se disculpa
con sus víctimas. “A mis innumerables víctimas: las palabras no pueden
expresar mi dolor”, escribió. Ahora se dedica a redactar artículos
financieros sobre acciones y busca aconsejar a los inversores.
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