Tomado de BBC Mundo/Foto principal archivo externa
“El
cuerpo de una mujer es como un violón: se necesita un músico excelente
para tocarlo bien”, aseguran que dijo el escritor estadounidense J. D.
Salinger.
Para
encender algunos lavarropas hay que presionar el botón de encendido por
un cierto tiempo y con una cierta intensidad. Si la presión que le
aplicas es muy suave, no pasa nada. Si es muy fuerte, la máquina empieza
a quejarse con un pitido estridente.
Una
vez que dominas la técnica todo es muy sencillo: se encienden las
luces, arranca el ciclo hasta que llega a su punto más álgido y, al
final del proceso, acabas con una montaña de ropa húmeda con olor a
limpio.
Pero para quienes no están familiarizados con el aparato, su funcionamiento puede parecer un misterio.
Lea: Orgasmos por prescripción médica
Salvando
las distancias, algo similar ocurre con el orgasmo femenino. Si la
acarician de la forma correcta, una mujer puede alcanzar tal grado de
éxtasis que, por unos segundos, el mundo deja de existir.
Aunque el hombre y la mujer experimentan el orgasmo de forma diferente,
ambos muestran la misma actividad cerebral durante el clímax.
En
el caso contrario, el resultado es dolor, frustración o sencillamente
la nada misma. Esto representa un gran contraste con la experiencia
masculina: si el hombre tiene una erección, una estimulación vigorosa
durante unos pocos minutos generalmente resulta en una eyaculación.
¿Pero
por qué los orgasmos son tan placenteros y cómo es posible que las
mujeres experimenten múltiples orgasmos? ¿Y realmente existe el tan
mentado punto G? En los últimos años se han hecho numerosos estudios y,
finalmente, estamos obteniendo algunas respuestas.
Cerebro activo
Barry
Komisaruk, de la Universidad Rutgers en New Jersey, Estados Unidos, se
abocó a estudiar mediante imágenes por resonancia magnética funcional
(IRMf, por sus siglas en inglés) si las diferencias en el cerebro pueden
explicar por qué hombres y mujeres experimentan el sexo de forma tan
distinta.
Komisaruk analizó el comportamiento del cerebro en el momento del orgasmo.
Así, descubrió que pese a que las experiencias varían, ambos muestran la misma actividad neural durante el orgasmo.
"Las
similitudes entre hombres y mujeres durante el orgasmo son mayores que
las diferencias", dice Komisaruk. "Lo que vemos es una activación
generalizada del cerebro. Básicamente, todos los sistemas entran a
funcionar".
Lea también. El Orgasmatrón: la extraña historia del implante de placer
Esto puede explicar por qué los orgasmos consumen toda nuestra atención. Las diferencias en la actividad cerebral de hombres y mujeres son más notorias después del orgasmo.
Sin
embargo, después del orgasmo, surgen diferencias importantes, lo que
puede explicar por qué hombres y mujeres reaccionan de forma diferente
tras el clímax.
El
investigador halló evidencia preliminar de que ciertas regiones
específicas del cerebro masculino no responden a la estimulación de los
genitales en el momento inmediatamente posterior al orgasmo, mientras
que el cerebro de las mujeres continúa activo: esto puede explicar por
qué las mujeres tienen múltiples orgasmos y los hombres no.
Anatomía del placer
El pene tiene solo una ruta para transportar sensaciones al cerebro, en cambio, el aparato genital femenino tiene tres o cuatro.
Uno
de los centros clave de la sexualidad femenina es el clítoris: un
cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada
de la vulva.
No
fue sino hasta el siglo XVI que el clítoris comenzó a ser descrito como
una estructura física propia común a todas las mujeres, con la función
de causar placer.
La vagina y el clítoris tienen distintas rutas para transportar las sensaciones hacia el cerebro.
Pero,
en los siglos siguientes el placer femenino pasó a un segundo plano y
el clítoris quedó en el olvido (al menos para anatomistas y médicos),
hasta que volvió a la palestra en el siglo XX, aunque muchos lo
consideraban algo inferior.
Si
bien Sigmund Freud reconocía al menos que las mujeres pueden
experimentar orgasmos, él creía que los orgasmos vaginales sustituían a
los alcanzados mediante la estimulación del clítoris en las mujeres
maduras.
Lea. El orgasmo: ¿esencial para la salud?
La incapacidad de experimentar orgasmos vaginales está asociada con la inmadurez psicosexual, escribió Freud.
Si
eso fuese cierto, habría un montón de mujeres que no están
desarrollando todo su potencial sexual: entre el 30% y el 40% de las
mujeres dice no haber experimentado nunca un orgasmo sólo por
penetración vaginal, y son muchas más las que aseguran que pueden
alcanzar el orgasmo mediante la estimulación del clítoris.
Sigmund Freud creía que los orgasmos vaginales sustituían a los
alcanzados mediante la estimulación del clítoris en las mujeres maduras.
Según
Komisaruk, los nervios que transmiten al cerebro las sensaciones del
clítoris son distintos a los nervios que hacen lo mismo desde la vagina.
Entonces,
si distintos nervios se encargan de trasladar las sensaciones desde
distintas regiones del aparato genital femenino, ¿son algunas zonas de
la vagina más sensibles que otras?
¿Qué regiones deben investigar las parejas en la búsqueda del elusivo orgasmo vaginal? El punto G
El famoso punto G fue, por mucho tiempo, el principal objetivo.
El término punto G fue acuñado en los años 80 por el obstetra y ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg.
Descrito
en 1950 como una zona erógena en la pared frontal de la vagina,
estudios posteriores revelaron un complejo formado por vasos sanguíneos,
terminaciones nerviosas y restos de la próstata femenina en la misma
zona, y sugirieron que en una minoría de mujeres, su estimulación puede
dar lugar a orgasmos y a la liberación de una pequeña cantidad de fluido
de la uretra que no es orina.
Lea: No hay evidencia de que el punto G existe
Muchas parejas invirtieron tiempo y esfuerzo -por lo general sin obtener resultados- para hallarlo.
La evidencia para demostrar o refutar su existencia es precaria y, con frecuencia, exagerada.
No obstante, parece haber diferencias físicas entre aquellas mujeres que dicen tener orgasmos vaginales y las que no.
Escáneres
de ultrasonido revelaron un área más gruesa de tejido en el espacio
entre la vagina y la uretra en las mujeres que lo experimentaban.
Estructura compleja
Pero si no es una especie de botón, como la palabra punto parece indicar, ¿qué es entonces?
Para un número creciente de investigadores la respuesta es simple: el clítoris. La búsqueda del punto G reveló que la estructura del aparato genital femenino es muy compleja.
Aunque
para la mayoría éste es un pompón con forma de arveja bajo la
superficie de la piel, imágenes de resonancia magnética recientes
revelaron una estructura grande y protuberante de cerca de 9 centímetros
de largo, posicionada alrededor de la parte externa de la vagina y
hacia arriba dentro de la pelvis al lado de la uretra.
Esta
complejidad puede explicar por qué ha sido tan difícil probar o negar
la existencia del punto G: no es fácil estimular de forma aislada la
pared frontal de la vagina.
Es muy probable que al hacerlo se esté frotando también la parte interna del clítoris y la uretra. ¿El tamaño importa?
Rachel
Pauls, uro-ginecóloga de Ohio, EE.UU., investigó si la ubicación y el
tamaño del clítoris en mujeres saludables influyen en la facilidad para
alcanzar el orgasmo vaginal durante el coito.
El
equipo de investigadores liderado por Pauls descubrió que cuanto más
pequeño y más lejos de la vagina está el clítoris, más difícil es
alcanzar el orgasmo.
En
su conjunto, los estudios mencionados anteriormente apuntan a que hay
múltiples caminos para que las mujeres experimenten un orgasmo, ya sea a
través de la estimulación vaginal, del clítoris o ambas a la vez.
Otros
estudios llevados a cabo por Komisaruk revelaron que las proyecciones
de diferentes regiones del aparato genital femenino convergen en la
misma región general del cerebro pero en áreas diferentes.
Lea. Trastornos raros: el vaginismo
"Hay
una buena base neuro-anatómica para las distintas clases de orgasmos y
los diferentes tipos de sensaciones", dice el científico.
"Esto
podría explicar por qué la combinación de la estimulación vaginal y de
la cérvix y el clítoris parece producir estos orgasmos más intensos,
complejos y placenteros que describen las mujeres".
En cuanto a las mujeres a las que les resulta difícil alcanzar el
clímax durante la penetración el mensaje de Pauls es simple: hay que
experimentar.
En
cuanto a las mujeres a las que les resulta difícil alcanzar el clímax
durante la penetración -o en general durante el contacto sexual- el
mensaje de Pauls es simple: hay que experimentar.
"No
hay nada malo (con las mujeres que no tienen orgasmos vaginales). Cada
persona es diferente, así que algunas tendrán mucha estimulación del
clítoris durante el sexo, mientras que para otras será más difícil, así
que su pareja tendrá que recurrir a sus manos o a un juguete".
"Pero las mujeres deberían saber que si no tienen orgasmos por penetración vaginal, eso es normal".
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