OSVALDO SANTANA/Tomado de El Caribe
El expresidente ha tenido que enfrentar varias campañas de déscredito en los últimos meses
El expresidente ha sido sometido a fieros ataques que apuntan a
impedir su vuelta al poder. El expresidente ha sido sometido a fieros
ataques que apuntan a impedir su vuelta al poder. (Edward Roustand)
Ua revisión analítica de la vida
política de Leonel Fernández después de 2012, cuando abandonó el poder,
sugiere que ha sido sometido a un proceso dirigido a liquidar sus
posibilidades de retornar al poder.
¿Quiénes podrían estar detrás de
la orquestación de ese propósito? Por momentos podría ser fácil
desentrañarlo, pero otras veces no. Si se mira hacia los primeros
momentos después de agosto de 2012, la respuesta podría encontrarse en
los hechos que le sucedieron, pero si se avanza un poco más, como en
estos días, el ejercicio no sería tan sencillo, más bien se complica.
De todas formas, lo que importa
es que de acuerdo a las indicaciones, los adversarios del Partido de la
Liberación Dominicana (PLD) y en particular, los enemigos de Fernández,
habrían entendido la necesidad de impedir su vuelta al poder recurriendo
a cualquier medio.
En todos los escenarios, resalta
que el centro de la estrategia utilizada consiste en derrumbarlo desde
antes de que empezara formalmente la guerra por la presidencia de la
República en 2016, en el supuesto de que es el hombre a vencer.
¿Pero por qué medio? Según lo
que se ha visto hasta ahora la vía parece ser el descrédito y mediante
el mismo la descalificación. Desde el punto de vista de la Ley tendría
que ser el resultado de una condena judicial, lo que se descartó desde
el principio, cuando Guillermo Moreno lo sometió en 2013 por los cargos
de prevaricación y corrupción para su provecho particular y de Funglode.
El expediente, que debió ser
decidido por el Ministerio Público, no prosperó, pero tuvo un amplio
eco. Y millones de miradas se proyectaron sobre su obra particular más
importante. En esa perspectiva, esa institución era el fruto de la
corrupción y el uso perverso del poder.
Además de la persecución
judicial de Moreno, el expresidente fue objeto de asedio político. Por
la denuncia del déficit fiscal, grupos de manifestantes montaron “varios
juicios populares” contra su persona que terminaban en “sentencias
condenatorias”. La misma sede de Funglode fue objeto de ataques, y en
algún momento llegaron al extremo de la confrontación con algunos
vecinos de esa institución.
¿Pero qué ocurrió?
Un año después, las encuestas
comenzaron a indicar que el plan de descrédito contra el expresidente no
había conseguido el objetivo.
La encuesta Gallup-Hoy de agosto
de 2014 reveló que Fernández no estaba muerto todavía. Los
encuestadores lo presentaron en un escenario frente a Hipólito Mejía,
Luis Abinader y Miguel Vargas Maldonado. El resultado fue más favorable
para Fernández, quien obtuvo un 45% de aprobación popular, mientras que
Mejía y Abinader quedaron por debajo de un 30%.
En esas mismas investigaciones,
el presidente Danilo Medina apareció con el apoyo de una abrumadora
mayoría. Más del 70% consideró que debía ser el candidato del PLD a la
Presidencia de la República. Abinader y Mejía apenas alcanzaron un poco
más del 10%, mientras Vargas Maldonado obtuvo un 5%.
Igual, el año pasado todavía
continuaban las manifestaciones adversas, al extremo de que una de ellas
tuvo un desenlace desagradable, cuando sus parciales decidieron
responder a quienes acudieron a la avenida Tiradentes para denunciarlo,
justo al frente de donde tendría una conferencia con empresarios y
simpatizantes.
Lucha en el PLD
Al mismo tiempo, al interior del
PLD se había desatado la lucha por la candidatura presidencial.
Surgieron Temístocles Montás, Francisco Javier García, Reinaldo Pared
Pérez y Radhamés Segura, pero ninguno consiguió aparecer en la encuesta
de Gallup de agosto de 2014. Ni siquiera Montás lo logró, pese a que
montó sus aspiraciones sobre la base de un discurso agresivo dirigido a
anular a Fernández como posibilidad, a veces con expresiones muy ácidas.
De modo que el problema serio de los adversarios del PLD continuaría
siendo Fernández.
La reelección
Ya para el año pasado,
seguidores del presidente Medina empezaron a plantear la posibilidad de
reelegirlo y, de hecho, de las simples insinuaciones pasaron a las
proclamaciones. Aparentemente se habría creado una estructura de poder
para impulsar la idea de la continuidad de Medina.
Varios grupos obran desde
diferentes posiciones y funciones en la administración pública. Sin
embargo, no se percibe una iniciativa cohesionada que sugiera la
aprobación o participación del presidente Medina.
Al margen de las palabras del
mandatario acerca del tema espinoso, sea las pronunciadas en los tiempos
de campaña, o ya en el ejercicio del poder, está el impedimento
constitucional, que conllevaría lógicamente una reforma a la Carta
Magna, un estremecimiento del PLD y toda una logística con sus
imponderables.
De todas formas, el tema de la
reelección y los agentes que la impulsan se constituye en una amenaza
que hacia adentro tiene en la mira a Fernández. La campaña
reeleccionista se constituye de esa forma en un factor de tensión
interna.
Los auspiciadores de la
reelección suelen jugar al suspenso, y dicen: eso depende de Danilo y de
Leonel. Como si jugaran a un mundo lleno de incertidumbre, a la espera
de lo que decidirá su jefe.
El soplar de los vientos
Pese a todos esos movimientos,
el expresidente no se quedó pintado en la pared. Y con su parsimonia
empezó a moverse gradualmente. Primero, sucesivos viajes al exterior,
propios de su condición de académico, conferencista o en atención a
invitaciones o compromisos con organismos e instituciones
internacionales.
El primer año del presidente
Medina lo consumió en esos menesteres. Y de hecho dejó que toda esa
campaña en su contra le pasara por encima. Y en los casos en que la
justicia estuvo de por medio confió el trabajo a sus abogados.
Hasta que un día dijo que los
vientos estaban soplando, en respuesta a una pregunta periodística sobre
la posibilidad de que lanzara sus aspiraciones. Y ya para el 2013
empezó a visitar las diferentes regiones y comunidades del país.
En el ínterin llegó en julio la prueba del Octavo Congreso
Norge Botello del PLD, donde sufrió un revés, tanto en el Comité Central
como en el Comité Político. La mayoría de los aspirantes que se acogían
a su seno fueron derrotados. Fue uno de los puntos negativos para su
figura como presidente y líder del PLD.
Sin embargo, la derrota orgánica
no lo amilanó y el año pasado terminó prácticamente en campaña con
diferentes actividades, fuesen propias del partido o tendentes a
proyectar su imagen. Dictó algunas conferencias y encabezó varios
donativos de alimentos a los pobres durante la pasada Navidad.
La última encuesta Gallup
Y ahí vino el 2015, febrero, con
los resultados de la última encuesta Gallup, según la cual Fernández
obtuvo un 39.8% de aprobación popular. Guillermo Moreno surgiría con un
sorprendente 23.8%, que lo convertiría en el potencial segundo
contendor. Habría que ver qué tan consistente sería más adelante.
Mientras, Hipólito Mejía registró un 17.8% y Miguel Vargas Maldonado un
4.7%.
En otro escenario, dicen los encuestadores, el presidente
Danilo Medina obtendría un 70.5%; Mejía un 10.7%; Moreno, un 10.5%, y
Vargas Maldonado un 1.9%.
En el tercer escenario, Fernández aparece con un 39%; Abinader, con 23.9; Moreno, con 18.2% y Vargas Maldonado, con 6.3%.
En el cuarto escenario, el 69%
votaría por el presidente Medina; el 13.4% por Abinader; el 8.9% por
Moreno, y el 3.1% por Vargas Maldonado.
El hueso es Leonel
Si se observa, aunque Fernández
perdió alrededor de cinco puntos porcentuales de agosto de 2014 a
febrero de 2015, seguía siendo el principal caballo de batalla del PLD,
sin ningún impedimento legal que le prohíba optar por una candidatura y
sucesivamente por la Presidencia de la República. La otra opción es el
presidente Medina, con el ya conocido impedimento.
Los opositores estarían
persuadidos de que siempre será más fácil enfrentarse a un hombre
sometido a cuestionamientos y ataques, con un ejercicio en el poder tan
extendido de doce años, durante los cuales se generan múltiples
problemas y resentimientos. Es decir, no hay lugar a dudas de que
respecto a Medina, Fernández resultaría más vulnerable.
Pero además, ¿para qué atacar a
Medina si tiene el impedimento constitucional? Y más aún, es el hombre
mejor valorado y estimado por todo el mundo. Según las encuestas una
mayoría del 70% lo aclama para la reelección.
Los opositores lo menos que han
hecho es alabarlo. Y hemos visto uno que proclamó por adelantado que si
el candidato es Medina se retiraría de la competencia.
Para los propios peledeístas, y
en particular para quienes están en el poder, seguir en el palo sería
mucho más fácil que “ir en coche con tantas piedras en el camino”. Así
las cosas, el expresidente Fernández se confronta con diversos enemigos.
Unos al interior de su propia organización y otros acérrimos que lo
menos que desean es verlo vivito y coleando.
El Quirinazo
Y llegó “el Don”, y no con
cualquier garrote, ni siquiera con el León halado por el rabo como ya se
presenta en las redes sociales, sino con un tanque cargado de estiércol
batido con aceite y ácido, con el objeto de quemar al expresidente
Fernández.
Su lanzamiento, como un “acto de
venganza”, ha generado mil especulaciones, pero al margen de todas
ellas, lo que está claro es que está dirigido a dañar por siempre al
expresidente. Desde cualquier perspectiva, lo ha afectado, tanto que
venció su habitual resistencia a responder los ataques destemplados.
Fernández no tenía alternativa, toda vez que limpiarse el
derrame de todo un barril de estiércol aceitoso toma tiempo. Y por más
que se enjuague, al final deja un tufo. El recurso no es nuevo. Tiene
que ver con dos máximas: “difama, que algo queda”; o “una mentira
repetida mil veces se convierte en verdad”.
Muchos se frotan las manos. El León está en baja. Se desatan
tensiones al interior del peledeísmo, al margen del abrazo solidario del
presidente Medina a su compañero Fernández. Parecería que la estrategia
de derrumbe y aniquilamiento contra el más puntero de los potenciales
candidatos del PLD, da frutos.
Pero la historia no ha terminado. Falta un año y medio para las elecciones de 2016 y el conteo arbitral no termina.
La pregunta del momento es la siguiente: ¿se levantará Leonel después de tan fieros ataques? O ¿está “jaque mate”?