Eulimar Núñez
BBC Mundo/Tomado de BBC Mundo
Una
de cada 10 mujeres sufre de trastorno de deseo sexual hipoactivo
(TDSH), según estimaciones de la Society for Women’s Health Research.
“Terminas acostándote temprano y
te despiertas queriendo huir de la cama sin que tu esposo se despierte.
No sentía ningún deseo sexual. Me sentía avergonzada”.
Barbara asegura haber vivido 40
años de feliz matrimonio con su pareja Greg, hasta el momento en que su
libido desapareció. Sintió frustración, consultó al médico y fue
diagnosticada con trastorno de deseo sexual hipoactivo (TDSH).
Se trata de la disfunción
femenina más común: el deseo y las fantasías disminuyen o desaparecen, y
ello genera angustia y problemas en la relación.
“Avanza hasta un punto donde no
te comunicas más con tu pareja. Muchos matrimonios terminan por este
problema. Es una condición espantosa”, relató durante una entrevista con
la periodista estadounidense Katie Couric.
Con el anhelo de salvar su
relación, Barbara decidió participar en las pruebas experimentales de
flibanserin, una droga fabricada por el laboratorio Sprout
Pharmaceuticals Inc. que ha sido rechazada por la agencia de drogas y
alimentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) en dos ocasiones, y
que desde el pasado 17 de febrero está siendo evaluada por tercera vez.
“Tomé la pastilla durante un mes
y salvó mi vida, mi deseo sexual regresó. Volví a tomar la iniciativa.
Mi esposo estaba muy contento y sorprendido. Toda yo comencé a cambiar”,
dice.
Tanto ella como muchas otras
mujeres -respaldadas por políticos, doctores y organizaciones femeninas-
consideran que ha llegado el momento de que la FDA dé la aprobación
necesaria para que el medicamento salga al mercado.
Desbalance
Hasta el momento hay 26 drogas
disponibles para el tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas
-Viagra, Cialis, Levitra, etc- y ninguna para tratar las femeninas,
según refleja la campaña Even the Score (Iguala el marcador), que
promueve la igualdad de género en el acceso a los tratamientos y la
aprobación de esta pastilla en particular.
La publicidad de fármacos para corregir los trastornos sexuales en hombres está por todas partes.
A diferencia de los fármacos
para hombres, el efecto de flinbaserin se concentra en el cerebro y no
en aumentar el flujo de sangre a los genitales.
La píldora rosada regula la
producción de químicos claves que actúan como neurotransmisores. Tiene
un efecto positivo en aquellos que estimulan la excitación sexual
(dopamina y norepinefrina) y negativo sobre el que inhibe el deseo
(serotonina).
“La pastilla es para aquellas
mujeres diagnosticadas con TDSH”, explica a BBC Mundo la doctora Anita
Clayton, especialista en ese tipo de disfunción sexual, quien ha
trabajado como asesora de la campaña Even the Score.
“Al igual que el resto de los
fármacos, no funciona para todo el mundo. De ser aprobado, el
tratamiento puede convertirse en una opción para aquellas mujeres que no
puedan tomar hormonas. Es muy tolerable y los efectos secundarios son
muy comunes como mareos, problemas para dormir, boca seca”, dice.
En contra
Una de las razones de la FDA
para rechazar la aprobación de la droga en dos ocasiones es que no
existe evidencia suficiente sobre su efectividad.
Quienes desde la opinión pública
se oponen a su comercialización también alegan que la campaña a favor
del medicamento simplifica la sexualidad femenina.
La FDA ha aprobado 26 drogas para el tratamiento de disfunciones sexuales masculinas vs. 0 para las femeninas.
Algunos críticos también
consideran que las farmacéuticas pretenden con esto sacar provecho de un
evento natural, como la disminución del deseo en la madurez.
“Hay una tendencia a medicalizar
las experiencias humanas que son normales”, declaró a la radio pública
de Estados Unidos Adriane Fugh-Berman, quien se dedica a estudiar las
compañías farmacéuticas en la Universidad de Georgetown.
“Aunque una gran cantidad de
mujeres presentan síntomas de baja libido, aún no está claro que
someterse a un tratamiento sea una respuesta apropiada para ellas”,
aseguró.
La disminución del deseo sexual
responde a causas diversas. La primera recomendación de expertos como la
doctora Clayton es comprobar cuáles son.
“Debe comprobarse que sea el
trastorno lo que está causando problemas en la relación y no a la
inversa”, destaca la especialista.
Los ensayos clínicos de flibanserin se realizaron en mujeres premenopáusicas.
En entrevista con BBC Mundo,
Cindy Whitehead, directora ejecutiva de Sprout Farmaceuticals
(responsable de la fabricación de la pastilla) cree que no hay razones
científicas para rechazar el tratamiento.
“Espero que algunos de los
viejos mitos y tácticas de miedo basadas en opiniones y prejuicios sean
sustituidos por ciencia y datos, así como por las voces de aquellas
mujeres que viven con trastorno de deseo sexual hipoactivo”.
Las mujeres que se sometieron al
tratamiento experimental, afirma Whitehead, aumentaron su deseo sexual
en 53%, mientras que redujeron la angustia en 29% y duplicaron el número
de eventos sexuales satisfactorios.
La directora de Sprout es optimista respecto a la decisión que pueda tomar la FDA en el próximo semestre.
“Completamos con éxito los dos
últimos ensayos clínicos que nos solicitaron y estos fueron añadidos a
nuestro ya robusto paquete de evidencia clínica, lo que me hace creer
que estamos en la vía de conseguir finalmente la aprobación”.