Por Minerva Isa/Tomado de Hoy.com.do
15 años Tienen que trabajar empleados públicos con sueldos de RD$5,017 mensuales para obtener el millón pesos.
El obrero merece su salario”. Lo
necesita. Pero en el país no se cumple el mandato bíblico, el jornal
invita a mendigar, a delinquir. El salario no garantiza condiciones
mínimas de vida al trabajador y su familia, con una retribución muy
inferior al costo de subsistencia, que los sitúa en la pobreza o en la
indigencia.
Pese al crecimiento económico,
República Dominicana sigue siendo una fábrica de pobres, subempleados y
delincuentes, realidad afianzada en el desempleo y la excesivamente baja
remuneración, en el denso valladar que los trabajadores encuentran al
buscar opciones para aumentar sus ingresos, lo que a muchos empuja a la
delincuencia, a asaltar, robar o vender narcóticos.
No obstante la alta
rentabilidad, los empleadores aprietan el nudo estructural de la
desigualdad, que radica en el mercado laboral. La ausencia de un empleo
con justa paga, indispensable para enfrentar la pobreza, agudiza y
perpetúa la inequidad por la involución social, inclusive en estratos
medios, sobre todo la clase media baja que cae en cascada entre los
pobres.
Entre ellos está el 70% de la
población afiliada a la Seguridad Social, con un ingreso mensual
inferior a RD$20,000, monto con una sensible pérdida de poder
adquisitivo, que al arrastrar una inflación acumulada, en muchos no
resarcida, los lanza a la pobreza.
Esto lo confirma la Primera
Encuesta de Cultura Económica y Financiera, del Banco Central, al
revelar que en el 96.1% de los hogares el ingreso mensual promedio es de
RD$19,409, de los que 59.7 por ciento percibe RD$18,000.
Son pobres, muy pobres. No
obstante, esa cantidad resulta más de tres veces superior al salario
mínimo público, de RD$5,117 mensual, y muy superior al que rige en el
sector formal de la economía: RD$11,292, para grandes empresas no
sectorizadas, RD$7,763, en las medianas, y RD$6,880, en las pequeñas.
Su valor nominal se contrae con
los descuentos de la Seguridad Social y planes de retiro, impuestos al
consumo y la inflación, que en el 20% de la población más pobre es
superior al 20 por ciento más rico.
A la ínfima remuneración y desempleo se suma la desigual dotación de capacidades que la falta de oportunidades provoca.
Extremos. La desigualdad
salarial es escandalosamente extrema en la administración pública. Los
empleados con sueldo mínimo, la mayoría, tienen que trabajar 15 años
para ganar el millón de pesos que en un mes reciben unos cuantos
funcionarios del Estado.
Asimismo, la mayor parte de los
operarios de pequeñas y medianas empresas deberán laborar un período
similar para lograr lo que su patrón gasta en una yipeta, un viaje o una
boda, y aún más cuando las fiestas cuestan dos y tres millones de pesos
o más, como ha ocurrido.
La situación no varía en obreros
azucareros con un mínimo mensual de RD$5,000, en poco cambia para las
empresas no sectorizadas, como las zonas francas, tampoco para hoteles y
restaurantes, con sueldos que fluctuan entre los RD$5,191, RD$5,768 y
RD$8,040. En grandes cadenas hoteleras muchos asalariados no reciben
mayores ingresos por no estar en áreas de propinas. Además, hay casos de
retención parcial del 10% legal cobrado en restaurantes.
Predominan jornales tan
deprimidos que en el Foro de Inversión Extranjera de 2014 la mano de
obra barata se exhibió como una presea. Junto a las ventajas
tributarias, funcionarios ponderaron la existencia de un “salario
competitivo” para atraer capitales foráneos.
El mínimo salarial dista mucho
del costo medio nacional de la canasta familiar, de RD$27,887.64
mensual; RD$36,796 en el Gran Santo Domingo; RD$25,296, el resto urbano,
y RD$16,787, zona rural, donde un maquinista gana RD$8,400 mensual, y
un jornalero RD$234 diario, desde que en 2013 recibiera un alza
irrisoria de 29 pesos.
En los últimos cuatro años el
salario mínimo real disminuyó en más de 25%. El costo de la canasta
subió RD$4,489, mientras el jornal creció en RD$2,164, menos de la
mitad.
Difícilmente escapen a la
pobreza ni siquiera los obreros de las grandes empresas con RD$11,292
mensuales para todo: desayuno, comida y cena, transporte, vivienda.
¿Cómo cubrir los gastos en ropa para ir al trabajo, medicamentos,
imprevistos por enfermedad?
Tras los descuentos quedan
RD$10,500, no más de RD$355 diario, sangrados por usureros, por colmados
especuladores a los que les ata el crédito. Cobran para pagar. Y pagan
para seguir endeudándose. De ahí la presencia en cajeros automáticos de
prestamistas que retienen las tarjetas de débito de trabajadores para
cobrar lo adeudado.
Implicaciones éticas. El
salario, históricamente bajo, tiene implicaciones económicas y éticas,
repercusiones funestas para el obrero, la familia y la sociedad por
neutralizar el desarrollo humano, por las formas ilícitas de
sobrevivencia a que muchos recurren al buscar el faltante.
¿Cómo lo obtienen? Consumida
gran parte del salario por préstamos, los que no tienen la alternativa
de un extra con algún chiripeo, venden un televisor, vacían la casa en
una compraventa o imitan el modelo de delincuentes de cuello blanco,
políticos corruptos y patronos a quienes no le basta la plusvalía.
La expansión económica tuvo un
magro impacto en la generación de empleos. Los nuevos puestos los
absorbió el crecimiento de la población incorporada a la Población
Económicamente Activa (PEA).
Según la citada encuesta del
Banco Central, en los últimos 15 años se creó un millón de empleos, en
gran parte trabajadores por cuenta propia y en sectores de muy baja
productividad. Entre octubre de 2012 a igual mes de 2014 se generaron
235,600, un promedio anual de 117 mil, en su mayoría absorbidos por unos
cien mil trabajadores que cada año se incorpora a la PEA.
La composición del mercado
laboral refleja la incapacidad de la economía formal de generar empleos:
del total de la PEA, estimada en alrededor de cinco millones de
trabajadores, 14.9% están desempleados y 57% en ocupación informal. El
28.1% de los puestos restantes lo aportan el sector formal y el Estado,
con una nómina de más de 600 mil empleados, inflada por puestos
improductivos.
En el Presupuesto General del
Estado 2015 asignaron RD$139,006 millones para aumentos en Educación,
Defensa y otros, pero el sector público sigue marcado por enormes
contrastes. Altos sueldos de RD$500 mil, RD$800 mil y RD$1,029,000. Y
pensiones entre RD$100 mil y RD$200 mil, algunos con otro sueldo de lujo
adicional en un nuevo cargo. Ocurre sin sonrojos frente a la mayoría
con salarios y jubilaciones de hambre.
Economistas proponen reducir en
10 y 15% los altos sueldos, hacer ajustes salariales escalonados,
generar ahorros para subir el salario mínimo público.
Insisten, a la vez, en un
aumento en el sector privado. Estiman que además de socialmente injusto,
la congelación del salario es mala práctica económica. Incrementándolo
se eleva la demanda agregada, que se estanca con bajos sueldos.
Escasa visión. El obrero merece
su salario, pero el afán de acumular riquezas obnubila a quienes
detentan el poder político y económico. No acaban de entender que con
mayor ingreso crece la demanda de bienes y servicios y, por ende, la
producción, la productividad.
El Consejo Nacional de la
Empresa Privada (Conep), la cúpula empresarial, no sabe o pretende
ignorar lo que sucede fuera de su burbuja de confort, lo que se padece
para sobrevivir con 230 o 350 pesos por día.
La voz fuerte del empresariado,
pese a su escasa generación de empleos, disiente del gobernador del
Banco Central, Héctor Valdez Albizu, quien atribuye a los bajos salarios
que el crecimiento económico se quede concentrado en unos pocos, no
vaya a los que producen la riqueza. Esto incentiva el mercado informal,
ya que los sueldos se mantienen estancados, pues solo compensan la
inflación y no mejora su poder adquisitivo.
El Conep sostuvo su oposición al
aumento reclamado por las centrales sindicales, rechazó que el salario
sea bajo, como admitieron el presidente Danilo Medina y varios
empresarios. Fundamentó la “improcedencia” del alza en que según el
Código de Trabajo esa revisión se hace cada dos años y la hicieron en
2013. Negó haberse comprometido a una revisión en 2014.
Los sindicalistas reiteraron que
por resolución hubo tal acuerdo y refutaron al Conep contestándole que
si en el país no hace falta un reajuste salarial es a partir de “la
situación en que se encuentran ellos, no situándose en el lugar de los
otros”. Y que deberían ponerlos a vivir tres o cuatro meses con los
salarios mínimos que pagan.
¿Sobrevivirían?
La nueva carga del Itbis reduce el ingreso de los pobres y la clase media
¡Qué mal se interpreta en RD la
parábola de los talentos! Una exaltación al esfuerzo, pero en el país se
aplica literalmente y al que tiene le será dado y al que no tiene se le
quitará aún de lo poco que tiene.
¡Qué injusticia! Es lo que
ocurre con el ingreso nacional y el sistema fiscal que grava poco a la
renta, lo que sucede con las exoneraciones fiscales y otros incentivos,
con múltiples privilegios a empresas poderosas de dominicanos y
extranjeros. Lo mismo que sucede con la alta concentración de impuestos
en el consumo, con mayor peso sobre sectores de menor ingreso, lo
ocurrido con el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y
Servicios (Itbis), al mantenerlo el Gobierno en 2015 en 18% en vez del
16% establecido por la Ley 253-12. Aunque lesiona a los pobres,
persistirá en adición al aumento previsto de 11 a 13% del Itbis en
varios productos de consumo básico.
En cambio, favorecen a los más
pudientes con la reducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para las
personas jurídicas, de 28 a 27%.
Al mantener el 18% del Itbis, la Dirección General de Impuestos
Internos (DGII) alegó que no se cumplió la meta de la presión
tributaria de 16%. ¿Ineficiencia? ¿Evasión? ¿Quiénes lo impidieron? No
los consumidores, sin posibilidad de evadirlo al hacer sus compras.
Además, pese a la gran pobreza, a
la improcedencia de muchas exenciones, el Gobierno otorgó en 2014
exoneraciones impositivas por RD$181,455 millones, un 6.6% del producto
interno bruto (PIB).
El total exonerado en 2013 fue de RD$ 147,188 millones, un 5.9%
del PIB, a favor de zonas francas, generadores eléctricos, sector
industrial, turismo, contratistas y concesionarios del Estado, ventas
por Internet, sectores de salud, educación y ONG.
En 2015 superarán el monto de
2013 y 2014, con exoneraciones por RD$20I,751 millones, un 44% de los
ingresos estimados para este año. Entre los favorecidos figuran personas
físicas que recibirán exenciones generalizadas por RD$61,728 millones,
de los que el 87% serán del Itbis. Las zonas francas tendrán exenciones
por RD$37,741 millones y los generadores eléctricos, RD$22,660.3
millones, entre otros.
Expertos recomiendan revisar las
leyes de incentivo a sectores productivos que generan muy poco empleo.
Asimismo, reducir o eliminar subsidios con años de vigencia sin
repercutir positivamente en las condiciones de vida de la población,
como el otorgado a generadores eléctricos, a empresarios del transporte
de pasajeros y carga, que ante la caída de precio de los carburantes
rehusen bajar sus tarifas en la proporción en que han sido beneficiados.
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