LO QUE NO SE VE
Entendiendo la figura del déficit fiscal
Ricardo Pérez Fernández
@Ricardoperezfde
Santo Domingo/Tomado de Listin Diario
En el período correspondiente a
los años 2009-2012, ante el recrudecimiento de la mayor crisis económica
y financiera desde la Gran Depresión, el gobierno de turno asumió una
política fiscal expansiva como mecanismo de protección ante la
desaceleración económica que se había vaticinado, y que en efecto,
llegaría. Solo hay que saber que entre el año 2007 y el año 2009, la
economía mundial pasó de un crecimiento de 3.9% a un decrecimiento de
-2.1%.
Ahora bien, ¿qué es eso de
política fiscal expansiva, y por qué se escogió esta para paliar los
efectos de la crisis económica y financiera?
Una política fiscal expansiva es
considerada una medida de estímulo económico, que por lo general, se
emprende en medio de tiempos de contracción económica –o lo que es lo
mismo, en tiempos de crisis económica– y la misma tiene por objetivo
compensar por una desaceleración de la actividad económica o una
disminución de la demanda agregada, valiéndose de un mayor nivel de
gasto público que contribuya a propiciar un dinamismo económico que
garantice crecimiento y niveles de empleo aceptables.
Desde la identificación de los
ciclos económicos como fenómeno rítmico del desenvolvimiento de las
economías, donde un período de expansión económica siempre es seguido
por uno de contracción, las políticas contracíclicas han consistido en
disminuir la participación del Estado en las economías en tiempos de
expansión, por ejemplo reduciendo el gasto público, y lo contrario,
aumentando el gasto público, en los tiempos donde la actividad económica
amenace con ralentizar.
Ante precisamente eso, un
constreñimiento de la economía mundial fruto de la crisis económica y
financiera iniciada a finales del 2007, la economía planetaria en
términos consolidados se desplomó, colocando así al poder político
constituido en una disyuntiva ante qué hacer. Encarando esta situación,
la República Dominicana bajo el mando de Leonel Fernández, decidió
aplicar una política fiscal contracíclica en su vertiente expansiva,
aumentando el gasto público, con la esperanza de que nuestra economía no
corriera la misma suerte de los países que empezaban a experimentar
recesiones económicas.
Lógicamente, sobre lo anterior
podríamos inquirir lo que sigue: ¿Realmente corría la República
Dominicana el riesgo de caer en una recesión económica? y ¿se logró el
objetivo de preservar el crecimiento económico con la política fiscal
aplicada?
La respuesta a la primera
pregunta es un retundo sí; un pronóstico que en su momento no solo fue
vindicado por el gobierno dominicano sino además por el Fondo Monetario
Internacional. En la carta 09/393 de fecha 9 de noviembre de 2009, el
Fondo Monetario anunció un crédito de 1,700 millones de dólares a favor
del país, acompañado de las siguientes declaraciones del presidente
interino del Directorio Ejecutivo, Murilo Portugal: “ Tras varios años
de rápido crecimiento, la economía dominicana se debilitó
considerablemente en 2009 debido a la recesión económica mundial. Las
autoridades ajustaron de manera oportuna la política monetaria, con el
fin de estimular la actividad económicaÖEl marco de política
macroeconómica de las autoridades, apoyado por el Acuerdo de Stand-By
con el Fondo, tiene por objeto limitar los efectos de la desaceleración
mundial sobre la economía dominicana aplicando políticas contra-cíclicas
de corto plazo, y estableciendo las condiciones necesarias para
garantizar un crecimiento robusto y sostenido. La implementación exitosa
de este programa también hará posible el otorgamiento de un monto
significativo de financiamiento proveniente de otros organismos
multilaterales, lo que creará espacio para una respuesta fiscal
adecuada”.
En adición a esta clara opinión
del FMI, la caída de las exportaciones hacia Estados Unidos y Europa; la
disminución en el envío de remesas de la diáspora dominicana en el
exterior y el virtual estancamiento entre 2008 y 2010 de la llegada de
turistas al país auguraban una lentificación, cuando no una completa
paralización, del crecimiento económico.
En cuanto a la segunda pregunta
acerca de si se lograron o no los objetivos de la política fiscal
expansiva, los datos muestran una realidad incontrovertible. Entre 2009 y
2012 la economía de la República Dominicana creció en promedio 3.7%
anual, con una inflación siempre por debajo de un 8%, y con una tasa de
empleo relativamente estable. En ese mismo período de tiempo Europa
creció un 1.3% anual; los 34 países desarrollados integrantes de la OCDE
un 0.4% anual; Estados Unidos un 0.9% anual; el hemisferio occidental
completo un 3% anual; y el mundo, un 2.8% anual.
Política fiscal expansiva = Déficit
Las políticas fiscales expansivas tienen sus consecuencias. En
la mayoría de las economías, cuando las mismas son emprendidas se
generan déficits fiscales, toda vez que el gobierno decide gastar más
dinero de lo que ingresa, y República Dominicana no escapó a esta
realidad. Entre 2009 y 2012, nuestro país acumuló un déficit promedio
anual de 3.7% del PIB. Aunque con las cifras presentadas precedentemente
queda claro que incurrir en estos déficits cumplió su cometido, aún no
hemos contestado las interrogantes que surgen en torno a la figura del
déficit fiscal, porque, ¿qué es eso de déficit fiscal?, ¿constituye el
mismo algún acto reñido con la ley? y ¿es el déficit bueno o malo?
Un déficit fiscal no es más que
el balance que obtenemos al restar de los ingresos del Estado sus
egresos, y donde los segundos exceden los primeros. Salvo a que exista
una ley que expresamente limite o prohíba incurrir en un déficit fiscal,
o que el monto total de lo gastado en un año no haya sido introducido
al presupuesto general de la nación, un déficit fiscal nunca podrá ser
ilegal. Podría ser prudente o imprudente; oportuno o inoportuno;
necesario o innecesario; mesurado o exagerado, pero jamás podría ser
ilegal, puesto que el mismo es, simplemente, una decisión de política
fiscal del gobierno de turno, con la que usted, naturalmente, podría
estar o no de acuerdo.
Pretender utilizar
exclusivamente el indicador del déficit fiscal para proyectar el estado
general de una economía, en busca de contestar si el mismo es bueno o
malo, podría dejarle en el mismo centro de un intrincado laberinto. Y es
que en lo relativo al déficit fiscal y su relación con el crecimiento
económico, se encuentra de todo. Tenemos el caso de Noruega donde entre
2009 y 2012, se registró un superávit fiscal promedio de 13% del PIB por
año; sin embargo, para ese mismo período de tiempo, su economía solo
creció un 0.7%. Lo mismo sucedió en Kuwait, donde a pesar del elevado
precio del petróleo, su economía creció 2.3% anual, mientras registraba
unos astronómicos superávits fiscales de ¡23% del PIB!
También se pueden observar
países con altos déficits y poco crecimiento económico, como es el caso
de España, que en ese mismo cuatrienio registró un decrecimiento
económico de -1.6% anual, al tiempo que acumulaba déficits fiscales
anuales de 10.2% del PIB. Lo mismo que Estados Unidos, quien con
déficits fiscales anuales de 11.25% del PIB, solo registró un
crecimiento anual de 0.9%.
De lo anterior se colige una
verdad indiscutible: ni una política fiscal expansiva (déficits), ni una
política fiscal contractiva (superávits) pueden considerarse en sí
mismas condicionantes del crecimiento económico, ya que en la aplicación
de ambas, siempre hay economías que crecen, unas que crecen menos y
otras que decrecen.
Cuando se pasa balance a ese
turbulento cuatrienio, y se pone en perspectiva de lo que ocurría en la
escena internacional, se llega a la ineludible conclusión de que
República Dominicana representó un caso de éxito, ya que logró crecer,
merced de una política fiscal expansiva, sin incurrir en déficits
fiscales excesivos. Y aunque la categorización de excesivo siempre será
relativa, no puede ignorarse el hecho de que mientras el déficit fiscal
promedio de la República Dominicana fue de 3.7% del PIB, el de los 34
países agrupados en la OCDE fue de 6.35% del PIB y el del mundo fue de
5.77% del PIB, al tiempo que un 95% de los 213 países que integran la
base de datos del Banco Mundial, incurrieron en déficits fiscales en ese
mismo periodo de tiempo.
Como se ve, la figura del
déficit no fue exclusiva de nuestro país en ese engorroso cuatrienio,
sino una realidad en todo el mundo. Sin embargo, lo que sí fue un
fenómeno exclusivo de la República Dominicana, fue el cómo se llegó a la
conclusión de que el déficit del año 2012 de 6.5% del PIB (déficit del
gobierno central) de alguna manera representaba un fraude al Estado y al
pueblo, convirtiéndolo en arma de lucha para algunos, y en escudo para
otros. En lo que será la última entrega de esta serie, el próximo
domingo haremos un esfuerzo por desnudar ese déficit, sus motivaciones y
sus circunstancias, tratando de despejar mito de realidad.
EL AUTOR ES ECONOMISTA Y POLITÓLOGO
RPEREZFERNANDEZ@GMAIL.COM